Resfriados continuos, gripes o bronquitis recurrentes, alergías crónicas, herpes, gastroenteritis repetitivas, estrés, falta de energía injustificada, etc. son síntomas concluyentes de que su sistema inmunológico está desequilibrado y por tanto no puede desempeñar su labor correctamente. Esto además pone en peligro nuestro organismo ante patologías agresivas que pueden aprovechar esta circunstancia para atacar.
Las recomendaciones generales nos dicen que podemos mejorar nuestro sistema inmunológico con ayuda de una dieta saludable, de ejercicio regular y de un descanso nocturno de ocho horas. Pero la realidad es que el incremento en el consumo de medicamentos para paliar estos problemas de salud ha aumentado exponencialmente en las últimas décadas. Y aún cumpliendo con estas recomendaciones, seguimos sufriendo estos problemas. Especialmente los niños son un colectivo muy vulnerable.